Dolores es Enfermera, nos comenta como consiguió su plaza

Dolores es enfermera desde 1992, son muchos años acumulando experiencia como trabajadora y también como opositora. Todavía recuerda aquellas primeras convocatorias que giraban en torno a un escueto temario y poco más.

Esta mujer incansable bien podría escribir una guía sobre academias, en sus propias palabras “fui a todas”, y ninguna le servía para conseguir su plaza, la sensación de que algo le faltaba rondaba por su mente y frenaba su sueño.

Llegó a Formantia como llegan las opositoras de largo recorrido, con la ilusión a punto de desmoronarse y la fe tambaleando. Poco a poco fue conociendo todas las herramientas de nuestro método y su fe se renovó, sintió algo diferente, “con vosotros no me faltó nada”.

Cuando una opositora se ha presentado a varias convocatorias es fácil que piense que conoce los exámenes, hasta que se enfrenta a uno de nuestros simulacros después de haber practicado test empleando las técnicas aprendidas. Es entonces cuando comprende, como le sucedió a Dolores, que es ahora cuando está aprendiendo a estudiar.

Más allá de un temario, de numerosas preguntas, hay infinidad de detalles, recovecos, pistas que, si se tienen muy en cuenta, la comprensión de las preguntas del examen se vuelve simple y clara.

Mientras, por el camino, Dolores aprendió a distinguir de su vida lo importante, aquello a lo que no debería renunciar a pesar de su carrera y de su oposición. Esa labor también forma parte de nuestro trabajo y le permitió a Dolores conciliar su vida y sus estudios de manera más relajada.

Exprimiendo el día al máximo, siempre desde la calma. Y la calma nace del orden, por eso nuestro cronograma funciona. Minutos en el coche aprovechados para sustituir la radio por un audio, una Tablet viajera que era usada en todo rato libre. Dolores sentía que ahora su esfuerzo tenía un resultado.

Encantada con el profesorado, hasta el punto de terminar una videoconferencia con la sensación de haber aprendido esa parte del temario. Es la realidad que se esconde tras una buena explicación orientada a lo verdaderamente importante.

Y con su plaza en la mano, Dolores no deja de sonreír y es normal. Tras años luchando por ese objetivo, haberlo conseguido, por fin, es un motivo fantástico para el entusiasmo que, con todo el cariño y orgullo, compartimos con ella.